AJÁ!!

Debo reconocer a esta altura del año, que mi Blog no es muy popular. Las razones puede ser muchas, desde la falta de fotos, a comentarios que pueden herir sensibilidades (cosa que deberia popularizar este blog) o que sencillamente escribo sobre cosas fomes. En un arranque de orgullo, al igual que Buenos dias a todos, este blog huirá de la farándula y lo contingente, para adentrarse en algo muchisimo más anacrónico pero a la vez más real. Mi Contingencia.

La historia del día de hoy, tiene que ver con lo mil veces soñado y pocas veces realizado. Mandar todo a la cresta por cambiar un estilo de vida que sentimos no es el que deberiamos tener.

"James David Bourchier nació en 1850, con raíces anglo-normando-irlandesas. Estudió en Eton, donde después fue profesor. Allí enfermó y se dio cuenta de que se estaba quedando sordo. Su sordera, anotó el biógrafo, es lo único que salvó Bourchier de una vida mediocre como un catedrático de éxito. A la edad de treinta y ocho años, soltero y con pocos amigos, se marchó a Europa con la intención de ser escritor. Una serie de coincidencias le hicieron ir a Bucarest, en 1888 para escribir un informe para The Times sobre una rebelión de campesinos que amenazando al rey Carol I. Entonces Bourchier se convirtió en el corresponsal para The Times en los Balcanes. En este punto de su vida, su personalidad pareció sufrir una transformación. Con un decorado nuevo y exótico, donde nadie le conocía como Bourchier, y con un nuevo trabajo que le llevaba a establecer contacto con gente importante e interesante, la timidez de Bourchier dio un giro de ciento ochenta grados: desarrolló una sociabilidad y un entusiasmo por los diversos grupos étnicos sobre los que había escrito."

(Robert Kaplan, "Fantasmas Balcánicos")

¿Alguna lección para estos modernos tiempos? Varias. Pero principalmente saber de la existencia de alguien que ya logró su gran cambio. JD Bourchier tenía 38 años. La esperanza de vida en aquella época era muy inferior a la actual. Ya habia recorrido 2/3 de su vida. Pero aun así logró reinventarse. La otra gran lección; las enfermedades nos pueden ayudar, a darnos cuenta que muchos vivimos la plenitud de la vida en varios aspectos, y que muchos no se dan cuenta. Las enfermedades nos ayudan, sean los enfermos nosotros o quienes queremos, de la peor forma, pero siempre nos ayudaran a enteder algo...que la vida es un frágil pero placentero regalo de....(esa es otra historia).